Parroquia de San Martín Obispo, 28511 Valdilecha, Madrid Situación en el MAPA

Lugares de culto



Iglesia parroquial de San Martín Obispo.- La primitiva iglesia parroquial, situada en el centro del pueblo, a poca distancia de la plaza del ayuntamiento, data del siglo XIII, es mudéjar en su construcción, de una sola nave, decorada en su ábside con pinturas de estilo románico (Cristo como Pantócrator en el centro, rodeado de los símbolos de los evangelistas) y presenta rasgos acusados de influjo del estilo mudéjar toledano; no en vano el pueblo se hallaba vinculado jurisdiccionalmente al arzobispo de Toledo. En concreto, una mezquita árabe toledana, convertida luego en ermita cristiana (y que había sido antes de mezquita un templo cristiano en época visigótica), la del Cristo de la Luz, tiene un ábside decorado pictóricamente según los patrones del románico que parece ser el modelo del de Valdilecha; y se da la feliz coincidencia de que en ese ábside toledano se conserva la parte de pinturas que se ha perdido en el de Valdilecha, de modo que es posible la reconstrucción de un ábside ideal, síntesis del de Toledo y del de Valdilecha. El ábside de Valdilecha, siguiendo directrices antiguas, se orienta hacia la salida del sol. Esta iglesia primitiva fue ampliada a principios del siglo XVII, momento en el que se construyó la nave del lado norte (la que limita con la actual calle de San Martín), la sacristía y la torre. En el siglo XVIII se hizo una segunda ampliación: la de la nave meridional, la que tiene hoy en día salida al cementón y su puerta más frecuentada. Y así la iglesia actual se compone de tres naves, con un coro y un baptisterio a los pies y una torre en la esquina suroeste. La primitiva decoración pictórica del ábside fue tapada con una capa de yeso probablemente a principios del siglo XVI o incluso antes, y sólo en la segunda mitad de la década de los 70 del pasado siglo tuvo lugar el descubrimiento de los antiguos frescos, por iniciativa del párroco don José Antonio Moreno, y la subsiguiente restauración del ábside, por dentro y por fuera, llevada acabo por Amparo Berlinches (restauración arquitectónica) y Juan Ruiz y Santiago Ferrete (restauración de las pinturas). Desde entonces la iglesia de San Martín de Valdilecha ha sido valorada como uno de los raros ejemplos de mudéjar en la provincia de Madrid, con el aliciente además de la decoración pictórica típicamente románica.
Ermita de la Virgen de la Oliva.- Después de la iglesia parroquial, éste es el edificio religioso más antiguo del pueblo, que se yergue sobre un altozano en la parte superior del pueblo, lugar de magníficas vistas al valle, en el que presumiblemente tuvo lugar la aparición de la Virgen a un campesino o pastor. Allí se alberga la imagen venerada de la patrona del pueblo, cuya fiesta se celebra el 8 de septiembre. Según las Relaciones topográficas de los pueblos de España, mandadas hacer por Felipe II (que datan, por lo que se refiere a Valdilecha, de 1576), esta ermita ya existía en aquel entonces y se consideraba muy antigua (¿quizá un edificio románico en su origen, o mudéjar-románico, como la iglesia?); había sido reconstruida recientemente como edificio de mampostería, cal y canto, “muy suntuoso, de crucería de yeso vaciado por de dentro; tiene cuatro capillas;  se dice también en el informe de las Relaciones que esta reedificación había sido pagada con limosnas”; y que estaba edificada junto a una fuente llamada “fuente de Nuestra Señora”, una de las dos que actualmente se mantienen en las inmediaciones; consta además en el informe que en dicha ermita habían tenido lugar curaciones milagrosas de cojos y tullidos. Por las Respuestas generales al cuestionario mandado por el cardenal Lorenzana en 1785 sabemos de esta ermita en esa época lo siguiente: que seguía estando extramuros de la población, a unos cuatrocientos pasos de la misma, que tenía al lado una casa en la que vivía un santero y que además era sede de una Congregación bajo la advocación de la Virgen de la Oliva; sabemos también que esa casa se destruyó a causa de un incendio y que a raíz de ese suceso quedó suspendida la mencionada Congregación. La ermita se ha mantenido desde entonces hasta la actualidad, siendo objeto de numerosas reformas en la segunda mitad del siglo XX y a comienzos de este siglo XXI.

Ermita del Cristo del Amparo.-Su existencia arranca casi con toda seguridad de fines del siglo XVIII o principios del XIX, puesto que no se menciona ni en las Relaciones de Felipe II (de la segunda mitad del XVI) ni en las Respuestas al cuestionario del cardenal Lorenzana (de fines del XVIII), y sí ya en el libro de don  Andrés Marín Pérez Guía de Madrid y su provincia (de 1888). Se trata de una ermita pequeña,  de construcción muy simple, levantada a poca distancia de la de la Virgen de la Oliva y situada a la derecha de la calle de la Ronda, la que circunda buena parte del pueblo y sube en dirección al actual cementerio. Es la sede de la imagen del Cristo del Amparo, cuya fiesta se celebra el 14 de septiembre. Se guarda aquí actualmente también la imagen de la Dolorosa, que sale en procesión el viernes santo. Ha sido objeto de algunas reformas en los últimos años.

Ermita de San José.- De  los primeros años del siglo XXI data esta vistosa ermita consagrada a San José, como Patrón de la Iglesia Universal que se levanta en la misma vía que la de la Virgen, a poca distancia de ésta. Está construida a base de piedra y ladrillo, con un cierto aire neomudéjar. Y acoge la imagen de San José y el Niño, cuya fiesta se celebra el primero de mayo.

Ermita de San Sebastián, hoy desaparecida.- Existió en la parte baja del pueblo, concretamente en la salida hacia Tielmes, una ermita dedicada a San Sebastián, que quedó destruida y desapareció a mediados del siglo XX, pero que databa de fecha antigua: ya se menciona un humilladero dedicado a San Sebastián en las Relaciones de Felipe II, humilladero que sería el antecedente de la ermita en cuestión. Se guardaba también ahí (por lo menos en la primera mitad del siglo XX, según nos recuerdan nuestros abuelos), aparte de la imagen del santo titular, la de Jesús con la cruz a cuestas, que salía antiguamente en procesión en la semana santa. Era la imagen llamada de “El Santo”, y por eso a esa ermita se la llamaba también “El Santo” en su etapa final. Precisamente la calle que partía de ahí en dirección hacia arriba se denominaba “calle de la Amargura”, porque por ella pasaba la citada imagen en la procesión del viernes santo. No se conserva ya ningún vestigio de dicho edificio.